martes, 26 de febrero de 2013

FALANGISTAS HACIA SANTANDER


Martín Ruiz Arenado. Jefe de la Falange Montañesa


Voluntarios falangistas del Teniente Coronel Moliner




Carro capturado en el avance a Santander


Primer avión aterrizado en Villarcayo


Carro de la radio de la 3ª Cía de carros del Caìtán Lastra



Parte de la 1ª Cía Montañesa en la Loma de Montija, cerca de Villarcayo


1ª Centuria Montañesa en la Loma de Montija


El 4071 de Francisco Rivero



domingo, 17 de febrero de 2013

UN SUBMARINO EN SANTANDER



El UC 56 era un submarino del tipo UC II, esto es un submarino minador. Este en concreto fue comisionado el 18 de diciembre de 1916. Su primer comandante fue Johannes Remy y desde febrero de 1917 Wilhelm Kiesewetter. En seis patrullas hundió un barco de 6824 toneladas, el británico Glenart Castle. Tras un encuentro con el Yate militarizado USS Christabel es internado en Santander el 24 de mayo de 1918 con daños severos. Parece ser que finalizada la guerra el submarino sería entregado a Francia como botín de guerra.

jueves, 7 de febrero de 2013

EL ALMIRANTE CERVERA Y EL JOSE LUIS DIEZ. DOS DESTINOS DIFERENTES

Si ambos buques compartieron el honor de ostentar nombres de eminentes marinos españoles, sus vicisitudes guerreras no caminaron por caminos paralelos. Si el Cervera se bastó y se sobró para mantener un eficaz bloqueo en el Cantábrico, primero con el España y el Velasco y después casi en solitario. Bombardea Gijón en defensa de los cuarteles sublevados, Santander, Bilbao y otros muchos puertos, hundiendo  o apresando buen número de buques burlando la presencia de naves de la Navy superiores en tonelaje y armamento. Pasaría al Mediterráneo donde toma parte en todas las acciones importantes. Finalizada la guerra traslada al Conde Ciano de San Sebastián a Santander en visita oficial como también hizo con el Generalísimo en septiembre de 1941. Era gemelo de los "republicanos" Libertad y Miguel de Cervantes.
Por su parte el José Luis Díez era un destructor de la clase Churruca, de lo mejor que salió de los astilleros españoles, barcos rápidos y poderosamente armados que alargaron su vida operativa hasta casi el comienzo de la década de los sesenta, llegando alguna unidad hasta 1970. Pero el Díez "republicano" se distinguió más por sus espantadas, sus huidas o sus interminables estancias en puerto que por su ardor guerrero.
Pero dejemos que sea el Maestro García Serrano el que someramente nos ilustre de manera certera sobre estos dos destinos sin par. Dice la entrada titulada El Chulo del Cantábrico en su DICCIONARIO PARA UN MACUTO, al que no tardaremos en volver:

"El crucero nacional "Almirante Cervera" se hizo a la mar en los últimos días de 1936 desde su base de El Ferrol. Su dotación normal era de casi setecientos hombres. Al salir de operaciones militares, en tripulación no llegaba a doscientos hombres, parte de los cuales no sabían del mar sino que mojaba, que era bueno para ciertas enfermedades siempre que se tomase con moderación y que donde terminaba solía haber unas chicas tomando el sol entraje de baño.
En estas condiciones -y con casi toda la Armada en manos de los potenquines-, para el día 14 de agosto el crucero "Cervera", el "Cervera", ya era temido y honrado en todo el Cantábrico.
Reproduzco un párrafo del diario de navegación del Alférez de Navío Laviga, tras el que estaban Ricardo y José Antonio Giménez Arnau: "Hemos encontrado unos periódicos de Gijón en que se nos llama "El Chulo del Cantábrico" y se nos dedica toda clase de insultos".
Semejante apelativo nunca se pudo aplicar a ninguna unidad de la flota roja. por el contrario, el "José Luis Díez", conocido y rapidísimo destructor de la Armada de Kronstand-Cartagena, se ganó a pulso el arnichesco remoquete de "Pepe el del puerto", por aquella apacible tendencia que mostró en el Cantábrico, Mediterráneo y cachos del Atlántico a entablerarse con la popa en los muelles. O la proa, o la amura, que en semejantes cuestiones a nada le hizo ascos, y más bien se mostraba de un generoso eclecticismo. El tipo renunció a la guerra influido por la carta constitucional entonces felizmente agonizante".

lunes, 4 de febrero de 2013

PEPE SAINZ NOTHNAGEL EN REINOSA

Relato de Francisco Rivero Solozábal sobre la llegada de las tropas nacionales a Reinosa donde iba el Jefe Territorial de Castilla Pepe Sáinz Nothnagel, natural de Meruelo.
"...Llegamos a Matamorosa en el preciso momento en que el Teniente Coronel López Muñiz intenta la primera entrada en Reinosa, Nos unimos y a los pocos momentos cae muerto de un balazo en la cabeza.
Retrocedemos y entramos en un pequeñp chalet, a la derecha de la carretera. Esperamos. Colocamos las banderas y fijamos carteles de propaganda.
Nuestra impaciencia llega al colmo, y sin esperar más, salimos en dirección a la Naval, ya tomada, donde encontramos un grupo de soldados.
Decidimos entrar a pie por el puente de hormigón de la Naval. Tomo dos banderas, la de España u la de la Falange, y me las arroyo en el cuerpo. El pelotón que intenta entrar en Reinosa lo formamos cinco soldados: Urbina, Pepe Sáinz, sus cuñados y yo. Vamos desplegados.
Pasamos el puente de la Naval y entramos en la primera calle. A un lado, la cárcel está vacía. Todo es desolación, silencio, suciedad. Da la impresión de un pueblo muerto.
Llegamos a la calle principal, todas las contraventanas están cerradas. No se oye más ruido que el producido por nuestras pisadas. Nos ha parecido ver la cabeza de una joven en un mirador. Decidimos subir. Llamamos a la puerta varias veces. Gritamos ¡Arriba España! ¡No tened miedo! ¡Es el Ejército Salvador!
Por fin abren. Lloran. Ríen. Nos abrazan. Bajan con nosotros.
Nos siguen desde lejos.
Continuamos avanzando y llegamos al puente de piedra sobre el Ebro. Pepe Sáinz coge una huevera que está sobre el pretil.
Vemos cinco mechas preparadas para su voladura; las arranco y pasamos sin novedad.
Estamos en el cruce del camino de la iglesia y del Ayuntamiento. Los soladados suben por la izquierda. Nosotros, llenos de impaciencia, más que andar corremos al Ayuntamiento, donde, al salir al balcón del edificio colocamos tres banderas, en un momento de verdadera emoción.
Descendemos y vemos entonces al batallón del comandante Ibisati que entra.
¡Bien, muchachos! Formad un buen Ayuntamiento, y a trabajar.
momentos después funcionaba en sesión permanente, y, mano a mano el Sr. Comandante y yo, saboreábamos, sudorosos, una copa de champán.
Por la noche los Servicios Técnicos de Falange daban luz a Reinosa.

..."