lunes, 26 de noviembre de 2012

DE CUANDO A PRIETO Y A NEGRIN LES DIERON LA DEL PULPO




De todos es conocida la querencia del rojerío a darle matarile a todo lo que se menea, como también es conocido que para ello no se detienen ante fruslerías doctrinales; para ellos es tan fascista Mussolini como Rajoy, Calvo o Primo y, por supuesto, fascistas fueron Nin y Trotsky, Melquiades Alvarez o los anarquistas de Barcelona. Pero entre los propios socialistas se cantaron también las cuarenta y veinte en bastos, asegurándose las diez de últimas.
Corría el 1 de junio de 1936 cuando a Don Inda se le ocurre ir de mitin a Ecija, provincia de Sevilla, y allí le van a dar la del pulpo sus propios compañeros, que preferían la flema del Lenin español.
Así que pongámonos en situación, plaza de toros de Ecija y cartel de lujo: Don Indalecio, Belarmino Tomás y González Peña. Entre los asistentes, el ex ministro de Gobenación, Sr. Salvador, el Alcalde de Huelva, el Presidente de la Diputación y algunos diputados.
La cosa no pintaba bien desde el principio, pues la organización socialista de Sevilla y las Juventudes Socialistas habían hecho el vacío al acto. Don Inda, avispado él, había preferido suspender el acto, pero desistió ante la posibilidad de que hubiera sido peor opción. Los caminones de facinerosos socialistas fueron llegando desde distintos puntos de Andalucía portando banderas rojas, pero no en el número esperado. A las tres y media llegó desde Sevilla el protagonista, acompañado del doctor Negrín. Tres mil sujetos esperaban en el coso el comienzo del acto que tuvo lugar a las cuatro y media, y que, en palabras del introductor, el diputado Barrios, tenía por objeto honrar la memoria de los golpistas asturianos a los que Franco y sus legionarios habían puesto en su lugar. Pero la chusma no estaba por la labor y desde antes de iniciarse las intervenciones hostilizaron a los oradores vitoreando a Largo Caballero y a la unidad de los "hermanos proletarios". Peña y Tomás, presumiendo de revolucionarios fueron incapaces de ahogar los gritos. González Peña llegó a insinuar que pagados por la burguesía no habrían actuado mejor. Tras momentos en los que es imposible entenderse se corta el fluido eléctrico fruto de un acto de sabotaje y Belarmino Tomás se ve incapaz de hacerse entender por la masa enardecida que ya ha comenzado a chocar entre sí y, en el exterior, a sonar varias descargas entre pistoleros socialistas que suponen la suspensión definitiva del acto.
Prieto y su troupe intentan ganar la salida por el callejón pero la llegada a éste de muchos de los espectadores con ánimos poco amigables hace que Don Inda y los suyos tengan que sacar sus armas, recordemos que el líder socialista ya había sacado a "pasear" la suya incluso en sede parlamentaria, y ganar la calle entre botellazos, empujones y pedradas que provocaron cinco heridos y que continuaron sobre los coches que transportaban a los insignes visitantes hasta Sevilla. El secretario de Prieto, Víctor Salazar Herrera, pistola en mano pudo llegar hasta el último de los vehículos tras múltiples agresiones. Salazar que había sido condenado por los hechos de Asturias e indultado por el gobierno frentepopulista, fue devuelto a Ecija por los guardias que vigilaban la carretera y a duras penas pudo evitar la Guardia Civil su linchamiento por parte de sus correligionarios, que le tachaban de....muy bien, de fascista. Curado en la Casa de Socorro se le apreciaron fuertes golpes en espalda y cabeza.
El propio Prieto dio su versión de los hechos y reconoció que en toda su vida había visto más de cerca la posibilidad de "rendir cuentas ante el altísmo". Achacó al Comité Central de Juventudes los hechos siguiendo la táctica que ya habían empleado en Egea de los Caballeros y Bilbao. Los gritos a favor de Largo Caballero y el periódico Claridad aún retumbaban en sus oídos. Reconoció haber oído una docena de disparos antes de dar por suspendido el acto. Recuerda los empujones y pedradas, y los botellazos, uno de ellos le impactó en la ceja llevándose parte de ésta. Una vez ganado el automóvil salen pitando con agentes de la autoridad subidos al estribo, estilo Chicago años 20, y disparando al aire, a pesar de lo cual el vehículo recibió al menos dos impactos. Por su parte, el doctor Negrín fue apaleado de tal manera que tenía el cuerpo lleno de cardenales, salvando la vida por la aparición de una pareja de la Guardia Civil que evitó su muerte a palos y patadas.
Prieto responsabilizó de el intento de "lapidarnos como a sapos" a las Juventudes uniformadas con camisas rojas y azules al grito de ¡Viva Claridad!. para terminar reconociendo que habían sobrevivido por casualidad.
El mismo día, por la mañana, 35.000 "revolucionarios" acudieron a la plaza de toros de Zaragoza para escuchar a Carrillo, José Díaz y Largo Caballero en un mitin de afirmación marxista. Carrillo pelotilleó a Largo con la repugnancia acostumbrada, Díaz peroró sobre las bondades del triunfo del proletariado sobre el fascismo y es entonces cuando en el tendido tres empieza la marimorena y hay que suspender el acto un cuarto de hora. Después un ¡viva la FAI! y garrotazo va, garrotazo viene entre barreras con el resultado de cuatro heridos mientras Díaz dice que si se tiene que suspender el acto gana la reacción. Por fin puede seguir para vomitar que los enemigos de la República están en el Ejército y la magistratura y que había que llenar las cárceles de ricos y fascistas. pero es cuando empieza a hablar de Rusia cuando los de antes vuelven al pim, pam, pum.
Largo también fue interrumpido en su discurso y los alborotadores abandonaron los tendidos tres y cuatro antes de finalizar la intervención, justo antes de que el Lenin ibérico admitiera que no propugnaría violencias entre los trabajadores pero que no condenaría los llevados a cabo contra el fascismo y el capitalismo.
Queda claro, pues, que en los años treinta había una cosa más entretenida para ver en una plaza de toros que una corrida, un mitin socialista. Y si de aquellas hubiera participado la choni Valenciano con su tatuaje y sujetador al aire, Largo habría obtenido dos orejas, rabo, vuelta al ruedo y salida por la puerta grande hasta el hotel.

lunes, 5 de noviembre de 2012

VICENTE CAMUS, LEGIONARIO

Hoy a las 16 horas recibo la llamada de un camarada para comunicarme que había fallecido el día anterior Vicente, el legionario. Apenas el tiempo suficiente para acudir al funeral de cuerpo presente y posterior sepelio en el cementerio de Cueto. Vicente, como buen legionario, cuidó seguramente poco de su salud y esto le pasó al final factura y, aunque arrastraba problemas serios desde hace algún tiempo, su final ha sido una triste sorpresa.
Para quien no le conociese, en Santander hablar de el legionario era hablar de Vicente Camus, dueño de el Bar El Faro, el sitio más recomendable de la ciudad en el marco más incomparable de España. Vicente había cedido ya el testigo de su explotación a sus hijos, Pablo y Vicente, ayudados por sus hermanas y su ahora viuda. Vicente ha sido hombre de ley, Caballero Legionario hasta el final, su féretro cubierto por la bandera de la Patria y ornado por su chapiri fue despedido en la Iglesia de Cueto a los acordes de La canción del Legionario y El novio de la muerte en un acto de profunda emoción. Desde aquí, expreso nuevamente mis más sinceras condolencias a la familia y rindo a Vicente un más que merecido homenaje.

¡VIVA ESPAÑA!                                                                                               ¡VIVA LA LEGION!

domingo, 4 de noviembre de 2012

LEY DEL EMBUDO

Teniendo en cuenta que buena parte de los portadores de la bandera del permanganato no son republicanos ni nada que se le parezca, como no lo eran en tiempos de la II, porque republicanos, lo que se dice republicanos eran los liberales, los conservadores y puede que los falangistas, más por fallecimiento deshonroso de la monarquía que por otra cosa. Pero socialistas, comunistas y anarquistas estaban a otra cosa que nada tenía que ver con la República a la que no dudaron en "golpear".
Una de las primeras leyes aprobadas por el régimen republicano fue la llamada Ley de Defensa de la República, incluso antes que la propia Constitución y se mantuvo en vigor tiempo después de la aprobación de ésta.
No se trata de enumerar y glosar las virtudes de nuestra actual monarquía republicana o república coronada o lo que sea, pero qué pasaría si nuestra democracia partitocrática aprobara una ley como la que aprobó aquel régimen de libertades infinitas y al que tanto cretino quiere volver hoy.
Qué no se diría de la Monarquía parlamentaria si se considerase agresión a ésta la incitación a resistir o desobedecer las disposiciones legítimas de la autoridad; la incitación a la indisciplina y/o antagonismo entre institutos armados o entre éstos y los organismos civiles; difundir noticias que que puedan quebrantar el crédito o perturbar la paz y el orden público; cometer actos de violencia contra personas, cosas o propiedades por motivos religiosos, políticos o sociales e incluso la incitación a cometerlos; las acciones y expresiones que menosprecien a las instituciones u organismos del Estado; la apología del régimen republicano o de las personas en que se pretenda vincular su representación, así como el uso de emblemas, distintivos o insignias alusivas, (o sea, el trapito del permanganato); la tenencia de sustancias explosivas o armas; la suspensión de industrias y labores sin suficiciente justificación; las huelgas declaradas por motivos que no se relacionen con las condiciones de trabajo; la alteración injustificada del precio de las cosas o la falta de celo o negligencia de los empleados públicos.
Pues todo esto se penaba con sanciones económicas, despidos y confinamiento o extrañamiento y facultaba al señor Ministro, imagínense a Fernández Díaz o al mismo Rubalcaba con este poder para, suspender cualquier reunión o manifestación ya fuere política, religiosa o social cuando presumiera que podría haber desórdenes; clausurar centros y asociaciones que considerase pudieran incitar a realizar alguno de los actos reflejados al principio; intervenir contabilidades e investigar su origen de las asociaciones que creyera conveniente e incautar armas y explosivos aunque fueran de tenencia legal.
Pues en octubre de 1931 entró en vigor este disparate jurídico que carecía de disposiciones finales donde anular aquellas normas relacionadas con las aquí aprobadas, entre otras cosas porque habría supuesto la suspensión de la propia Constitución.
Ya saben, por llevar algún emblema monárquico multazo o confinamiento. Qué dirían los del permanganato si se les aplicase hoy el cuento.