sábado, 7 de enero de 2012

RAFAEL GARCIA SERRANO: UN FALANGISTA LEAL, UN ESPAÑOL IMPRESCINDIBLE




Lo prometido es deuda, así que acerquémonos a un hombre injusamente postergado por su militancia leal y que, sin duda, es uno de los hombres de letras más importantes del siglo XX español. La fiel infantería, Diccionario para un macuto, Cuando los dioses nacían en Extremadura, La ventana daba al río y la que para mí es una de las mejores novelas del siglo pasado, sin lugar a dudas y sin que me ciegue la pasión, Eugenio o Proclamación de la Primavera, que nunca me cansaré en recomendar. No solamente fue un genial hombre de letras sino que sus escritos más políticos y de actualidad fueron premonitorios de lo que el aperturismo y la democracia inorgánica traerían a España. En este aspecto, V Centenario, es premonitoria.

Pero no va a ser su calidad literaria ni su perfil biográfico, fácilmente consultable en otros medios, quiero traer aquí en varios entregas unas pocos fragmentos de la obra del maestro La paz ha terminado, la cual no puedo por menos que recomendar, habida cuenta que es fácil obtener un ejemplar a precio muy razonable.

La obra recoge comentarios del autor a modo de dietario que comenzaron en varios medios de PYRESA y, tras la salida del maestro de esta agencia, siguieron publicándose en EL ALCAZAR después. Comenzaron con una periodicidad semanal y pasaron a salir a diario. La obra recoge el dietario que va del 9 de marzo de 1974 al 20 de noviembre de 1975, día que puede ser bautizado con el título del libro.

Como he reflejado el libro no tiene desperdicio, así que ahí van los comentarios de alguna de las jornadas, el resto...está en el libro.


26 de junio de 1974, miércoles


El Ministro de la Presidencia, Don Antonio Carro, informó ante el Consejo Nacional sobre el proyecto de ley de incompatibilidades de los procuradores en Cortes. Como ahora está muy de moda situarse dentro y fuera del campo de juego, a saltitos, como esos niños que marchan muy serios con un pie en la acera y otro en la clazada, aprovecho la ocasión para bandear una veaz más mis conocidas opiniones parlamentarias. ¿Por qué no declarar las Cortes incompatibles con el sistema? Nos ahorraríamos una ley más.

Ya se sabe que nadie me va a hacer caso, y menos el señor ministro de la Presidencia, que ya ha hecho el trabajito, pero me ilusiona proponerlo. Al fin y al cabo en algo hemos de coincidir "los cangrejos" y yo: en no ser partidarios de determinadas libertades políticas. Sólamente que no estamos de acuerdo en el género de esas libertades. La libertad es un concepto delicado y extraño que cambia de sentido según quién lo manipule, de modo que cuando leo las invocaciones de ciertas gentes a la libertad -desde José María Gil Robles a don Santiago Carrillo- no puedo menos que, por puro reflejo, parapetarme con carabina y todo.


13 de septiembre de 1974, viernes


Apertura, a veces, y en muchas bocas y plumas de quienes manejan la palabra con inusutada frecuencia suena exactamente igual que rendición. Y eso repercute en la calle del Correo de Madrid, frente por frente a la Dirección General de Seguridad. Y también habrá que vigilar esa sutil magnificación del terrorismo que consiste en hablar de "frentes militares", "activistas", "operaciones" y otras lindezas, utilizadas incluso por servicios informativos oficiales. Los asesinos no tienen más que un nombre. Y los terroristas -asesinos profesionales- son terroristas por mucho que algunas almas cándidas, bajo la blanca veste de la pureza y la objetividad informativas, traten de endulzar la calificación. En cuanto alguine dice: "Porque yo, objetivamente hablando...", lo primero que hay que hacer es prevenir el armamento y parapetarse en posición segura y a ser posible dominante.


18 de octubre de 1974, viernes


El Presidente de la República portuguesa, Costa Gomes, ha comenzado así su discurso ante la ONU, según coomprobé en mi televisor: "Soy Jefe de Estado de un país humillado durante cincuenta años por la dictadura".

El señor Costa Gomes nació en 1915, más o menos. Doce añitos tendría el chico cuando Carmona tomó el poder. Su humillación comenzó en el bachillerato. Toda su carrera militar se hizo bajo la humillación. De cadete a general, el señor Costa Gomes llevó su uniforme bajo la humillación hasta hace pocos meses. Hondamente conmovido por la humillación fue Subsecretario del ejército con Salazar durante tres humillantes años y desbordando humillación por todos los poros sirvió en la Guardia Nacional republicana como delegado del Ministerio del Interior y como Jefe del Alto Estado Mayor Conjunto, siempre bajo humillación. Ha vivido, pues, este melancólico funcionario bajo la humillación constante desde su más tierna infancia hasta su altiva arenga en la ONU, donde, sin duda, se ha despojado de la acomplejante sensación de no haber honrado ni su amor patrio ni su honor militar, ni su limpia casta portuguesa revelándose mucho antes contra la humillación que le rebosaba del colodrillo hasta la planta de los pies. El santo Job ha declarado: "Nadie más paciente que el señor Costa Gomes, ni siquiera yo..."


20 de noviembre de 1974, miércoles


Un clérigo trabucaire y estúpido se negó a ceelebrar la Misa en sufragio del alma de José Antonio. Pocas veces en mi vida he sentido tanto desprecio hacia un hombre como en este caso. Ofender a los muertos negándoles oración es simplemente monstruoso, y al aire que van los acontecimientos, cada vez me afirmo más en mi creencia de que los muertos me parecen lo único respetable en esta tierra de vivos, vivales, vivillos y pernales.


En breve, más.

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