viernes, 23 de diciembre de 2011

LA NAVE SINIESTRA







Día 27. primer aniversario de la matanza de hombres buenos en el Alfonso Pérez, junto a los muelles de Santander en una tarde clara y decembrina.

No siempre lucen así los cielos del Norte en el mes de la Navidad. Pero estaban decretados por Dios los contrastes en esta guerra de crímenes y de prodigios, dividida en dos huestes, matizadas por dos colores.

Y sobre el bermellón homicida , del barco fúnebre, tuvo que resplandecer el intenso y celeste azul de la Falange Española.

No necesitan los asesinos ningún pretexto para matar. pero encuentran uno a fuerza de buscarlo se refocilan con la ocasión de dar mayor amplitud a sus crueldades, más cartel y vocerío a sus a sus infamias.

Hasta se permiten llamar justicia, nada menos que justicia, a la saciedad de su furor contra los prisioneros.

Como si no fuera sagrada la vida de los cautivos bajo todas las leyes sagradas del mundo...


-----------------------------------

Aviones en un límpido celaje invernal, para castigo de unas fábricas arrabaleras bolcheviques. Algún atropello en los refugios, como resultado de la galantería y el miedo, esa incultura, con que, precisamente los libertarios, tratan a las mujeres y a los niños, a la invalidez y a la debilidad, que sólo sirve cerca de ellos para base de calumnias y propagandas, estériles por la misma saturación de su veneno.

Hoy les parece haber hallado una pista mayúscula para desatar su cruento frenesí. La horda es ya un solo tigre, una bestia cobarde y felina contra la indefensa prisión.

Bombas de mano cómodamente lanzadas sobre los grupos quietos y silenciosos; pistolas sobre los pechos erguidos, desnudos de miserias humanas, prontos al sacrificio español, bajo una sola bandera nacional.

Allí ofrecieron su más puro homenaje al patriotismo y al honor las más altas alcurnias santanderinas, que es tanto como decir una de las más nobles soleras personales del Occidente latino.

Allí, en las cumbres más feroces de la muerte, se dió un ejemplo inolvidable y sublime de la belleza de la vida. Allí en las más salvajes tinieblas del asesinato impune y colectivo, se encendieron en rasgos de hombría y de valor indomable, los duraderos responsables de la única aristocracia, del único poder eterno en las criaturas.

Porque en el Alfonso Pérez de satánica memoria, supieron vivir y morir con arrogancia de maravilla hasta 186 caballeros españoles.

Ni una sola voz de agonía que no fuera un grito doblemente glorioso, por la honra de que cada hombre que lo supo dar, y por lo que en él eran incorruptibles la fe de Dios y de las armas que acaudilla Franco.

Los cordeles de una escala bodeguera, temblorosos al paso de cada mártir, solmenaron a las víctimas en su ascensión firme, segura y puntual. La frágil "escalera de gato" se había convertido en un vuelo de serafines, inmortalizando así a los moribundos por la gracia divina. El mar verde estaba rojo alrededor de la nave siniestra.
Los bolcheviques, de acuerdo con las prácticas de su "fraternidad", gustaban de elegir un eslabón de hermanos para la vileza de sus pistolas. Aquí tres hijos de una misma madre; en seguida dos, otros dos y de nuevo tres, hasta que se extinguieron en la matanza varios apellidos ilustres, para vivir eternamente en los anales de esta guerra singularísima, blasón del orbe moderno. La "Primera Tierra" de aquellos grandes señores escucha, hoy como ayer, desde la numerosa ribera del Cantábrico, el saludo viril de los sacrificados navegantes:"¡Viva Cristo Rey!" ¡Arriba España!"...

Por cada muerto de este linaje surge en las milicias del Caudillo la sombra augusta de un capitán, alerta y sensible para todas las infinitas navegaciones de la raza.


CONCHA ESPINA

San Sebastián, 27 de diciembre de 1937. II Año Triunfal














lunes, 19 de diciembre de 2011





La Hermandad de Banderas de Falange Española llama a todos los montañeses a participar de los modestos actos que con motivo de la celebración del 75 aniversario del asesinato de más de 160 montañeses por las hordas rojas, amparadas por las autoridades, a bordo del buque-prisión Alfonso Pérez.



El viernes, 23 de diciembre a las 20 horas tendrá lugar una conferencia en el Centro Cultural Doctor Madrazo de Santander bajo el título: "Alfonso Pérez: la infamia republicana al descubierto", a cargo de Sinforiano Bezanilla.



El martes 27, después de la misa en memoria de los caídos en el buque prisión en la parroquia del Cristo, acto público en la Plaza de Atarazanas.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

MARCELINO OREJA. LAS BOBADAS DE UN CANTAMAÑANAS



Marcelino Oreja Aguirre es uno de esos "profesionales" de la política que lo mismo cosen un huevo que fríen un pantalón. De dilatada carrera "profesional", el descendiente de tradicionalistas, alguno asesinado en la Cruzada, que ostentaron cargos en el Régimen, se encargó de edulcorar el pedigrí con su pertenencia a un grupo de mamarrachos relacionados con ese pastiche infumable que se denomina "Democracia Cristiana", caracteriazados por su furibunda lucha antifranquista. Ya colocado en la línea de salida, formó parte del gobierno Arias y del primer Gobierno del traidor Suárez. A continuación pasó por todos los estadíos del hoy partido Popular, con el que llegó a ser Comisario Europeo. Sus servicios fueron "premiados" con el título de marqués.



A Marcelino le puso un día en su sitio el genial Rafael García Serrano, al que nos acercaremos nuevamente, allá por octubre del 74. Al autor de Eugenio o la proclamación de la primavera, La fiel infantería o diccionario para un macuto, entre otros, le cayó un buen chorreo de parte del Ministro Secretario General del Movimiento, Solís Ruiz, en presencia del director del diario El Alcázar, Antonio Gibello que no se libró de su parte, entre otras cosas por las protestas submarinas de Don Marcelino, a la sazón Consejero Nacional en aquel momento, a quien García Serrano había mandado literalmente a la mierda el día anterior en público. Solís negó dichas razones para la bronca, pero D. Rafael pudo constatarlas más tarde. La calidad humana de ambos abroncados, junto a la humanidad de Pepe Solís hizo que el episodio quedara al final en fiesta amistosa. Posteriormente, Serrano recibe la visita de un amigo en calidad de embajador de Castiella para interceder por su discípulo, colaborador y recomendadísimo paisano, Oreja para que rectificara en benficio de su delfín. Serrano no rectificó sus opiniones, pero pudo conocer la queja "Orejiana" en el sentido de "...es que ya tengo detrás a los de la ETA, y si García Serrano me echa encima, además, a los pistoleros falangistas..."



La respuesta de D. Rafael al "pleniponteciario" para calmar al camaleónico politiquillo merece la textualidad:



"No existen ni han existido nunca los pistoleros falangistas. La Falange sólo ha tenido escuadristas, soldados. Si tuviéramos pistoleros no estaríamos donde estamos, y en cualquier caso te garantizo que esos hipotéticos personajes jamás tratarían de cobrar piezas de caza menor".



Siendo políticamente incorrectos pero apelando a la sabiduría popular, como comparar a Dios con un gitano.






sábado, 10 de diciembre de 2011

LA REPUBLICA EN EL EXTERIOR. LA PERFIDA ALBION SE MOFA (Y 3)



"Donde mayor daño ha causado a España el grotesco desgobierno exterior de esta desvencijada dictadura republicana ha sido en Inglaterra, país eminentemente serio y diplomático, donde la corrección individual y colectiva se eleva al rango de culto nacional.

Londres estaba acostumbrado a tratar a España a través de un gran señor, cultísimo, inteligente, de exquisito tacto , como Merry del Val, que durante tantos años convivía con la alta sociedad inglesa. porque debe recordarse a la ordinariez republicana que el prestigio de España no ha de defenderse en tascas, garitos y cafetines de los suburbios europeos, sino en los altos medios aristocráticos, productores y selectos, residencia habitual de las personas educadas y decentes.

Pero un buen día, los londinenses vieron entrar en su gran ciudad, como representante de España, a un individuo escuálido y bostezante, inquilino moroso de una buhardilla madrileña, que en las aguas turbias de la revolución analfabeta logró pescar, entre otros momios abusivos, esta embajada. era el escritorcillo famélico Ramón Pérez, novelista chirle y sin venta, que incapaz de hallar renombre cabalgando en el ingenio, lo buscó en el reclamo vulgar y mercachifle de la prensa judía. Para alcanzar los favores de la prensa asalariada, recorrió toda la escala degradante del sujeto camaleónico. Educado piadosa y gratuitamente por los jesuítas, traicionó a sus educadores haciéndose masón, laico, librepensador, jacobino, revolucionario de nómina y pescador de caña. Con esta postura obtuvo el bombo permanente con enlace automático de los diarios masónicos, tan necesitados de fabricar genios, y la manera de pescar los más pingües cargos. Porque este parásito londinense, además de embajador de la República del hambre, es director del Museo del Prado y diputado a Cortes, cobrando un total de doscientas setenta y dos mil pesetas al año. Como se ve, el hambre es para los trabajadores de la República, pero no para los que la representan.

Con el mismo afán que los paletos ponen en estrenar un traje dominguero, lo primero que hizo Pérez al llegar a Londres, fue retratarse con el traje de ceremonia y mandar su efigie a los periódicos. España entera soltó la carcajada, al ver en los papeles aquel hombre raquítico, con pantorrillas como sarmientos, que parecía un lacayo de casa arruinada.

Pero el regocijante Pérez, autor de una birria literaria contra los jesuítas, titulada A. M. D. G. , abandonó su puesto para acudir, en Madrid, a la representación de su mamotreto escenificado. El público culto y honrado pateó pateó debidamente el engendro y su autor salió huyendo para Londres, , donde los españoles de la colonia le hicieron objeto de repetidas muestras de desagrado. Y no sólo los españoles, sino los mismos ingleses se sumaron a la protesta contra el detractor aventurero de la España Católica. El "Catholic Times" calificó la obra de Pérez de "sucia y difamatoria". "The Tablet" arremetía contra el Pérez en muy duros términos destacando la inactividad republicana ante los actos de pillaje y destrucción, finalizando del siguiente modo: "¿Es este el tipo de hidalgo? Nosotros decimos que no. Y estamos indignados de que un embajador en un país cristiano esté convicto de tales incitaciones al desorden y la discordia."

Hay que rendir tributo de gratitud a la cortesía inglesa, que se conforma en rechazar en Pérez el tipo de hidalgo. No, no es hidalgo. La hidalguía española no estará nunca representada por un difamador a sueldo. Era necesario que viniera esto que llaman República, para que las más altas virtudes españolas sean negadas en Inglaterra al representante hispano.

¡Qué vergüenza!"

En fin, qué esperar de una república cuyos diplomáticos eran nombrados por un ministro, Lerroux, que llegó a reconocer ante 40.000 imbéciles en un discurso en la Plaza de Toros de Madrid que se le había adjuciado una cartera para la que no tenía preparación alguna.

No es de extrañar, pues, que en Francia nos tomasen a chirigota, después de que a su sucesor, Zulueta, se le ocurriera la peregrina idea de publicar cien mil ejemplares en francés de la Constitución votada por intelectuales de la talla de Bruno Alonso o Cordero. Eso sí, se les olvidó editar otros cien mil ejemplares de la ley de Defensa de la República, para que el mundo se diese cuenta de las grandes libertades que trajo el régimen. ¿El resultado?, cuando en una reunión de la Sociedad de Naciones , se estaba celebrando una sesión, entró Don Alejandro Lerroux al frente de la "delegación española", cuyos individuos andaban por salón como palominos desorientados, y al verles entrar el presidente del Gobierno Francés, señor Briand, exclamó dirigiéndose a la mesa en tono zumbón:


-¡Voilá les travailleurs!

lunes, 5 de diciembre de 2011

LA REPUBLICA EN EL EXTERIOR. ESPAÑA SIN PRESTIGIO (2)




Lo prometido es deuda, llegó la República y mandó a sus "servidores" a acrecentar el prestigio español en el mundo.

"La representación diplomática en Italia pasó por una crisis pintoresca y un poco pitorreante. Don Gabriel Alomar, nombrado embajador en el Quirinal, se acomodó tranquilamente en España, cobrando con el mayor descaro todos los sueldos, emolumentos viáticos y gajes del cargo, sin moverse de España durante ocho meses. ¡Estas cosas sólo se ven bajo el régimen enchufista de esta República!

Por fin, el inactivo representante pudo arrancar del suelo hispano y trasladarse a la ribera del Tíber, para comer sabrosos macarrones y visitar las catacumbas. Fue un caso de fuerza mayor, porque la opinión estaba ya escandalizada por la demora y hasta los ciegos la aludían en sus canciones callejeras.

Alomar presentó sus credenciales al Rey de Italia; y tal vez, sin proponérselo, hizo a España un gran servicio, con el enojo de sus amigos del gobierno republicano. la cosa merece detallarse.

Por mucha tierra laica y "renovadora" que se pretenda echar sobre el cuerpo incorruptible de la España histórica, jamás conseguirán los enterradores abismar en el olvido los restos gloriosos. Nuestra patria alzará eternamente sus brazos fuera de la tumba para demandar a las generaciones futuras el respeto a su personalidad inmortal.

Este es el comentario que inspira la presentación de credenciales al Rey de Italia hecha por el embajador español, don Gabriel Alomar.

La reseña telegráfica la copio de un diario ministerial, ciegamente ministerial, y no hay que decir que furibundamente republicano, tratándose de "El Liberal". El periódico madrileño tiene una vieja ejecutoria, que justifica su acendrada defensa del régimen actual. Por dicha crónica, inserta el 15 de enero del año 1932, venimos en conocimiento de que el señor Alomar, escoltado por brillante guardia y alternando con el Príncipe Ruffo, escuchó de Su Majestad el Rey Víctor Manuel gentiles frases, "que expresaban sus grandes sentimientos de amistad por la nación española".

¿Cómo contestó el señor Alomar a las palabras protocolarias y a la vez sinceras del Rey de la noble nación hermana? Véase lo que dice El Liberal:

"El embajador recordó al Rey que además de la tradición de la dominación catalana en Nápoles, Sicilia y Cerdeña y de la dominación de la Monarquía española en otras partes de Italia, las dos naciones tienen una victoria en común: la de San Quintín, conseguida por Filiberto de Saboya, al servicio de Felipe II, el cual hizo construir El Escorial en memoria de la batalla. Recordó también a la primera mujer de Felipe V, María Luisa, y la memoria del noble Rey Amadeo I".

¡Qué lección para los insensatos jabalíes, que aspiran a borrar el pasado luminoso de España!

En buena traducción de la realidad republicana española, el señor Alomar pudo dirigirse al Soberano de italia en estos o parecidos términos:

"Majestad: Soy embajador de un Estado laico, que ha suprimido el crucifijo de las escuelas, reducido el Ejército, y después de inquietar a los vivos, se ocupa ahora de esclavizar a los muertos con una ley de secularización de cementerios, opuesta a la conciencia nacional. he dejado en mi país más de medio millón de trabajadores que no pueden comer en una República de trabajadores de todas clases. Ahora no ganamos San Quintines, ni levantamos Escoriales. Y encima no podemos recordar allá las grandezas monárquicas que he tenido el honor de ofrecer a Vuestra Majestad, exhumadas de la Historia, porque lo impide una ley de Defensa de la República."

Pero el señor Alomar, hombre culto, no podía hablar de esta manera. Comprende perfectamente que para que se abran las puertas de la admiración europea a un embajador español es necesario exhibir la tradición heróica de España. Los tristes acontecimientos actuales no añaden ningún esplendor a la altísima investidura diplomática. ¡Aún en los momentos más críticos es la fuerza del pasado la que salva nuestro prestigio!

Nápoles, Sicilia, San Quintín, El Escorial...Y sobre estos jirones de gloria, la sombra severa del gran "cavernícola" Felipe II...¡Qué contrastes! En España, insultos, anatemas, difamaciones, lanzados sobre la memoria insigne de aquel hombre de hierro, que luchó contra la Europa entera por mantener la seguridad nacional. Fuera de España, hoy, al cabo de los siglos, aún es necesario a los embajadores de la República evocar el recuerdo de aquel Rey para atraer sobre su representación el respeto internacional.

Hay un sentimiento tradicional en el pueblo español que no puede soterrarse ni extirparse y que brota a flor de labio donde y cuando menos se piensa. Ni conspiraciones extranjeras, ni condenables actitudes nacionales podrán nada contra él, porque lo que se ofrece es inferior a lo que se arrebata. El señor Alomar, al evocar la mole ciclópea de El Escorial, ha evocado también sin darse cuenta, esa otra mole espiritual que representa la fe religiosa del pueblo creyente y creador que supo erigirla. Ha hecho muy bien el embajador. Su sensibilidad comprende que es más acertado, para salir del trance, apelar a la tradición que exhibir un presente enojoso, antítesis lamentable de las glorias por él invocadas".

jueves, 1 de diciembre de 2011

LA REPUBLICA EN EL EXTERIOR. ESPAÑA SIN PRESTIGIO (1)



En la II República España "está completamente desacreditada por la ineptitud de sus hombres, la crasa ignorancia de sus turbas y la barbarie de sus procedimientos".


La manía izquierdista de ir "colocando" a sus huestes sin contar con su capacidad o preparación es endémica; los Pajines, Aídos, Jáureguis o Blancos no son cosecha nueva, algunos más instruídos que ellos pero igual de incompetentes en la materia, les precedieron.


Las relaciones exteriores de la República comenzaron con sainete y causaron la hilaridad de las cancillerías extranjeras; no podía ser de otro modo cuando el aupado al Ministerio de Estado no era otro que don Alejandro Lerroux que sabía de asuntos diplomáticos lo mismo que de física nuclear.


"Comenzó por designar embajadores y ministros plenipotenciarios a una serie de escritorzuelos famélicos reclutados en casas de huéspedes de cuatro pesetas. Los periódicos sobornados por la República salieron diciendo que esto era una maravilla y que "ahora comenzaba nuestro prestigio en el extranjero". El prestigio se inició cuando en la Gaceta aparecieron los nombres de los famélicos favorecidos, designados para sus respectivos cargos antes de recibir el placet o agreement de las naciones interesadas. Esta grosera incorrección diplomática causó hilaridad y burla en las potencias europeas, alguna de las cuales, como el Vaticano, se vio precisada a rechazar al embajador nombrado, Luis Zulueta, antiguo diputado cunero con los votos de la Monarquía, enchufista por vía pedagógica, y masón, por añadidura. La repulsa estuvo muy en su punto, porque un masón, enemigo del catolicismo, no puede ni debe ser admitido a libre plática por el Papa, Jefe Supremo de la Iglesia Católica. El único mérito de Zulueta para el cargo cerca del Vaticano es de orden físico: tiene un marcado tipo de sacristán de sainete y una voz melíflua, de infantillo de coro, que le hacen merecedor de una prebenda en cualquier sufragánea. pero como estos tipos abundan en todas partes, no era necesario que la llamada República española enviara a Roma uno más.


La embajada de Berlín fue ocupada por Américo Castro, uno de los hombres más cursis, relamidos y pedantes, que han salido de ese vivero de parásitos estatales que se llama Institución Libre de Enseñanza. Su actuación, aunque constantemente bombeada por la prensa mercenaria, fue tan desgraciadísima que a los pocos meses de disfrutar la nómina tuvieron que devolverlo a España porque no servía para nada.


Su vacante fue ocupada por un tal Luis Araquistáin, redactor de un diario jabalí. La historia diplomática del nuevo embajador es realmente ejemplar. Conocí a este sujeto en Méjico, hace unos cuantos años, y la misión que allí le llevó no puede ser más clásica en las buenas costumbres internacionales. Harto de pasar hambre en España, porque sus pésimos libros no se vendían, ni sus artículos plúmbeos se pagaban, atravesó el Océano cayendo en Méjico como un afilado sable en forma de agente comercial del diario madrileño El Sol, dispuesto a descargartajos y mandobles contra el peculio de los mejicanos" con la iniciativa de un homenaje


Resumiendo la labor del fulano en Méjico resaltar que se dedicó a dorar la píldora al General semi analfabeto que por aquel tiempo tiranizaba el país azteca, Plutarco Calles. Ello le supuso una buena suma de pesos en la que no colaboró la colonia española que rechazó los servicios del pelota relamido que se ofrecía para dar conferencias.


En definitiva, "este recaudador trashumante, este sablista de dos mundos, que afiló el arma hasta hundirla en la bolsa del Presidente de Méjico, es lo único que la República enchufista ha podido encontrar para hacerse representar en Alemania. Si esto no es prestigio ante el extranjero, que venga Don Niceto y lo vea.


Pero la familia anda de suerte, exprimiendo la ignoranica lucrativa de la República. Un cuñado de Araquistáin, Alvarez del Vayo, redactor de otro diario sobornado y jabalí, fue designado para la embajada de Méjico. ¡Continúa el prestigio diplomático! Este individuo, con menos luces que un candil, está poniendo en ridículo a España con la iniciativa de un homenaje a Calles. ¡naturalmente! ¡Ha llegado la hora de corresponder a las pesetas que le sableó su cuñado Araquistáin!"


Destaquemos que Calles se caracterizó por la cruel persecución a los españoles, tanto sus haciendas como sus vidas.


En la siguiente ocasión nos detendremos en la representación española en Italia e Inglaterra, o la superación de la estupidez.