"La empresa para la revolución española no es solamente una unidad económica destinada a producir, y cuya misión termina cuando se le pone el OK al último fardo de la expedición o cuando se le pone el troquel con la marca de fábrica a la máquina nueva. La empresa es un canal que conduce a la liberación del hombre, a su salvación. La Empresa es un conjunto de ilusiones encadenadas, una para cada día, en un rosario de insatisfacciones y de aspiraciones y si sólo encontrara la causa de su subsistencia, la Empresa no sería esa entidad a la que vale la pena dedicar tanta pasión, sino un cepo en el que el hombre habría encadenado su libertad".
"Pero mantener viva, cuando puede modificarse la causa que autoriza el argumento, es decir, mantener a los trabajadores en la ignorancia y en la incapacitación para la participación en la empresa, para mantener siempre el pretexto de no hacerles esta concesión, es confesar con un poco de cinismo que lo que se quiere es mantener vivos unos privilegios que nacen de la preparación de unos y la impreparación de otros. Y nosotros en nombre de la libertad del hombre, vinimos aquí hace un año a pediros a vosotros que comprendierais, y lo comprendisteis clamorosamente, que había que terminar con la causa de aquel argumento que iguala al feudalismo capitalista con el feudalismo comunista, y que había que hacer añicos con la maza de la cultura entendida como el aire, de universal patrimonio esa roca de incomprensión que es el que en definitiva esconde en sus entrañas el dragón devastador de todas las subversiones y de todos los cataclismos sociales".