martes, 10 de noviembre de 2009

ESCUELA, ESCUELA...


De cuando el maestro no tenía que ser Autoridad, porque moralmente lo era y así se le consideraba. De cuando se iba a la escuela a formarse y aprender y no a compadrear, pasar el rato y convertirse en un cantamañanas de provecho para el futuro. De cuando se enseñaba a conocer y querer la patria de uno en lugar de enseñar que uno es huérfano. En definitiva, de cuando un tonto integral no iba por el mundo hablando de "muros" de los que no sabe nada. España no tuvo muros porque hubo quien se ocupó de evitarlo, y por ello algunos "presidiarios" del este y del oeste, conocidos y desconocidos, acudieron a España donde no encontraron muros ni para entrar ni para salir cuando lo consideraron conveniente; casi siempre las menos veces. Puskas, Kubala, Legrá o el mismo Cruyff no encontraron muros ni de entrada ni de salida como para que venga un cretino integral como el Presidente de la República Monárquica Masónica del estado español a decir otra cosa. Este no debió pisar escuelas como la de la foto, al menos con aprovechamiento. Y es que después de reducir la caída del muro de Berlín a un bochornoso espectáculo de tercera en su vigésimo aniversario, donde los ¿líderes? mundiales ya han propuesto una especie de gobierno mundial para evitar otros muros, y donde un grupo de polacos se vanagloriaba de haber sido ellos los pioneros en la destrucción del comunismo en Europa. Pues va a ser que no, quien puso los cimientos para la destrucción del comunismo en Europa fue España, muchos años antes que ellos, a costa de mucha sangre y sacrificio, que a la postre ahorró más sangre y más sacrificio.

Realmente los muros los tenían notorios criminales como Santiago Carrillo, valedor de los que el imbécil de León ha ido a festejar.

En fin, la escuela de antes no es la de ahora, desafortunadamente.